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La inquisicion

En su raíz, la palabra Inquisición significa tan poco el mal como la primitiva palabra «inquirir» o el adjetivo «inquisitivo». pero, puesto que las palabras, al igual que los hombres, pueden perder su

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La Religion en el poder. Lo que fue y lo que hizo

Autor: Eduard Mann

En su raíz, la palabra Inquisición significa tan poco el mal como la primitiva palabra «inquirir» o el adjetivo «inquisitivo» pero, puesto que las palabras, al igual que los hombres, pueden perder su carácter por medio de malas asociaciones, así la «Inquisición» se convirtió en infame y repugnante, como nombre de un departamento ejecutivo de la Iglesia Católica Romana.

Invoca visiones de torturas, imágenes de instrumentos que tensan y rompen las articulaciones y los miembros, de figuras en el potro retorciéndose de dolor, de rostros distorsionados de agonía, de torturadores encapuchados, espías repelentes, eclesiásticos intrigadores, familiares traicioneros y testigos perjuros.

En la palabra indecente «Inquisición», tan expresiva en su formación que retuerce los nervios, se oye el sonido de toda la maquinaria del horror del tribunal sacerdotal que denota.
Pronunciándola se escucha el golpe en la puerta y los pasos del visitante nocturno, la orden de arresto, el largo paseo a través de calles desiertas hasta la prisión, el deslizamiento de las cerraduras, el sonido de pies que se arrastran alejándose en oscuros pasadizos, el silencio audible de las mazmorras, la llamada a la cámara de los tormentos, la pregunta que es acusación, la negación, la orden para aplicar la tortura, el grito sofocado, el gruñido, el chillido y después la «confesión», la mentira sacada por la extorsión de los labios de los que sufren que, mientras no trae alivio alguno a la víctima, sentencia a la misma suerte a los miembros de su casa, sus parientos y sus amigos.

Esta única palabra, la «Inquisición», contiene a todos los vicios y todos los crímenes. el asesinato, el robo, el incendiio premeditado, el ultraje, la tortura, la traición, el engaño, la hipocresía, la avidez, la santidad.

En todas las lenguas no hay otra palabra tan odiosa como esta, a su lado, la palabra abominación resulta graciosa y decorosa.

Paginas: 448

ISBN: 9788479100735

Encuadernacion: Rústica

Publicado por: Editorial Humanitas, S.L.

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